Las semillas se están convirtiendo en un motivo central de los conflictos sociales en América Latina. De norte a sur del continente, comunidades indígenas y campesinas se levantan frente al avance de legislaciones que, para los movimientos sociales, privatizan “un bien común esencial para la vida”. El último capítulo de esa resistencia lo han escrito los movimientos sociales chilenos, que, después de meses de presión, han logrado la retirada del trámite parlamentario de la Ley Monsanto, a la que los críticos bautizaron así para señalar al que consideran el principal beneficiario esa ley: la multinacional estadounidense Monsanto, líder en el sector de la biotecnología.
Més informació a Desalambre, a Eldiario.es